Recuerdos Mundialeros

domingo, 28 de febrero de 2010

La Noche del Terremoto

Recuerdo que me fui a dormir una hora y media antes, me gusta dormir con audífonos, escuchando música, tengo problemas con el sueño, ya que cualquier ruido exterior me desvela, así que, escucho música de relajación.

Recuerdo que media dormida escuchaba a Germán, gritar, pensé que retaba a liza para que ya se durmiera o que apagara la televisión, pero sus gritos eran muy fuertes.


Me fui despertando más y más, aún no me quitaba los audífonos y las voces ya eran gritos desesperados, me levanté y el grito de Germán era: "dintel", "dintel", "dintel".


Cruce la puerta de la pieza y ya todo se balanceaba a mi alrededor vi a Germán abrazando a Liza debajo del dintel y cuando traté de llegar a ellos la luz se cortó.


En la oscuridad tras de mi sentí la lámpara de gotas que antes se suspendía del techo con cadenas caer.


Corrí como pude donde estaban ellos y el movimiento en la oscuridad semejaba a ver un barco mecerse en el mar. Liza gritaba, Germán la abrazaba y en la oscuridad le pedíamos a la abuela Tula que parara esto desde donde estuviera en el cielo, pensaba en que Camilo estaba lejos y que no veía mi perra.


Comenzamos a rezar lo más fuerte que podíamos el padre-nuestro y yo gritaba, "la lámpara de la abuela, se cayó", una y otra vez mientras el terremoto nos mecía de una lado a otro, en la oscuridad podía percibir las paredes ondearse.


Fue ahí que pensé "Este es el fín", "Aquí quedamos" y esperaba que el segundo piso cayera sobre nosotros en cualquier momento, entonces, todo empezó a detenerse, todo empezó a calmarse en la oscuridad y grité una vez más: "la lampara de lágrimas de la abuela Tula, se cayó".


Por una de las ventanas gritó Guillermo del segundo piso: ¡Están todos bien" y yo le respondí: "se cayó Guillermo, la lámpara se cayó". ( ahora pienso, que la sensación el movimiento, la oscuridad, descalza, el sonido de la lámpara caer anunciaba el desastre que con la luz del día vendría después).


Salimos a la calle y nos unimos a los otros rostros asustados y llorosos.


Toda la cuadra tiene casas de dos pisos y todas son de adobe revestidas de yeso y pasta muro y las mirábamos con grietas, apenas, con grietas no dando crédito a que hubiesen sido tan bien construidas porque ninguna se cayó,


Gracias, gracias, gracias Dios ¡por estar vivos!.
por: Villaerre

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